Política y Gobierno

Nosotros cerca del pueblo y el pueblo cerca de nosotros

En el alma del pueblo cubano

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Fidel logró la difícil proeza de ser líder de todos los sectores poblacionales y profesionales, civiles y militares. Presidió siempre los congresos de las organizaciones de masas y políticas que creó: los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), y la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y luego la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.

Reactivó su liderazgo histórico de la etapa prerrevolucionaria en la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), con sus frecuentes encuentros informales en la Plaza Cadenas de la Universidad de La Habana. Creó la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), que luego se convertiría bajo su inspiración en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y fue capaz de llevar a la práctica el principio martiano de un solo partido para conducir la Revolución en el tránsito desde las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ori) al Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS) y, finalmente, al Partido Comunista de Cuba.

Aunque su presencia infundía respeto, también irradiaba cariño y todos querían darle la mano o tomarse una foto con él. Quienes lo conocieron atesoraban esos momentos como los que se pasan con un padre querido, y respondían a su llamado a enfrentar cualquier peligro, seguros de que él estaría allí al frente.

Pocas personas son conocidas en el mundo solo por su nombre como lo es Fidel. Razón tenía el General de Ejército Raúl Castro Ruz cuando afirmó que Fidel es Fidel e insustituible, pues su presencia se siente cada día cuando nuestro pueblo y Gobierno vencen las dificultades como él nos enseñó. Fue capaz de prever en vida la continuidad, con la formación de cuadros capaces de llevar las riendas del país: con Raúl primero y con Miguel Díaz-Canel Bermúdez después.

La Generación del centenario enfrentó, con su liderazgo, la dictadura de Fulgencio Batista en las calles mediante protestas universitarias y populares; luego asaltó los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953; sufrió prisión, exilio y desembarcó en el yate Granma el 2 de diciembre de 1956 para librar una dura guerra de liberación en montañas y llanos hasta lograr el triunfo revolucionario el primer día de 1959.

Al frente de esa generación siempre estuvo Fidel, indiscutible Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, capaz de unir a todas las fuerzas opositoras para combatir la sangrienta dictadura durante la guerra; de enfrentar la traición de algunos oficiales luego de la victoria, y de unificar la estrategia y acción del pueblo de un pequeño archipiélago del Caribe frente a un poderoso imperio, a solo 90 millas de sus costas.

Desde el mismo 1ro. de enero de 1959, el Comandante en Jefe, al frente de su pueblo, enfrentó ataques de todo tipo: invasión mercenaria, sabotajes, amenazas de un ataque nuclear y una peligrosa epidemia de dengue hemorrágico inducida, que en pocos meses afectó a unas 344 203 personas, en su mayoría niños, y que ocasionó 158 fallecidos, incluidos 101 infantes, a pesar de los esfuerzos que se hicieron para salvarlos, un abominable terrorismo bacteriológico de EE. UU. contra Cuba.

No puede olvidarse tampoco su liderazgo, además, en el enfrentamiento a la peste porcina africana, otro ataque biológico del imperio, que obligó a sacrificar toda la masa

animal de esa especie en la Isla y sortear y resistir.

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