Maceo, el Titán de Bronce, nació en 1845 en Santiago de Cuba, y el Che, en Rosario, Argentina, en 1928. Recorriendo sus vidas encontramos dos hombres de ideales semejantes, cuyos ejemplos se multiplican para convidarnos a transitar adelante.
Ellos, lograron dejar una huella indeleble. Muchos son quienes hoy buscan en sus palabras orientaciones e ideas; otros utilizan sus nombres, una anécdota, una frase, una fotografía…, o tan solo una canción para multiplicar sus recuerdos