Cada 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial. Esto ocurre desde 1997, en conmemoración a la puesta en marcha del convenio para la creación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Sin lugar a dudas, el Día Meteorológico Mundial es una fecha relevante. Su objetivo consiste en crear conciencia en torno a la importancia de la meteorología y la hidrología para el necesario equilibrio entre la naturaleza y las actividades sociales.
Es ampliamente conocido que, en las últimas décadas, el cambio climático ha provocado que fenómenos meteorológicos (tormentas eléctricas, sequías, incendios forestales, huracanes, inundaciones…) resulten más recurrentes y extremos cada vez. En consecuencia, la exposición de la humanidad a la ocurrencia de desastres es mayor.
Así mismo, el desarrollo desigual e irracional de las sociedades de hiperconsumo, a expensas de la naturaleza, ha causado la desaparición de especies, ecosistemas e incluso la muerte de personas.
Un artículo publicado por la OMM explica que la pandemia de la Covid-19 “ha puesto de manifiesto que, en nuestro mundo interconectado, debemos adoptar un enfoque verdaderamente multirriesgos y transfronterizo para avanzar en el cumplimiento de los objetivos mundiales de acción climática, reducción del riesgo de desastres y desarrollo sostenible”.
Mientras, expertos apuntan que el crecimiento demográfico, la degradación del medio ambiente y la urbanización descontrolada son factores agravantes. De ahí la importancia de que los gobiernos desarrollen sistemas de alerta temprana adecuados.
La OMM centra la celebración anual en un tema de interés para la humanidad. Precisamente, esta vez está dedicado a la “Alerta temprana y acción temprana”, con el fin de destacar la importancia de la información hidrometeorológica ─y tópicos afines─ para la reducción del riesgo de desastres, proteger los medios de subsistencia de las comunidades y la vida de las personas, según publicó la OMM en su sitio web.