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La Dirección Provincial de Cultura tiene la misión de dirigir, orientar, controlar y ejecutar la aplicación de la política cultural del Estado y el Gobierno en materia cultural, de conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico en la demarcación.

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Miguel Díaz Salinero. Uno de los más excepcionales pintores güineros, con una extensa obra a través de su vida, siendo un retratista de especial talento y habilidad. Pintor retratista en especial de los retratos hechos a José Martí.

Miguel Díaz Salinero nació en Güines,La Habana, el 2 de febrero de 1874. Su familia se trasladó a La Habana, siendo él adolescente, con el propósito de estudiar el bachillerato y, más tarde, la carrera de Farmacia, la que abandona en el último año para dedicarse por entero al estudio de la pintura. Ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro coincidiendo con el primer curso que impartiera el maestro Leopoldo Romañach a su regreso de España.

El haber sido alumno de Romañach, explica por qué Salinero se inclinara por el temario anecdótico en el que su maestro inició toda una generación, y no por el paisaje, aun cuando entre las manifestaciones pictóricas de fines del siglo XIX, ésta era la que había hecho una contribución mayor al acercamiento de la Academia a un arte nacional.

Copió con gran oficio y destreza obras de contenido histórico, como La rendición de Granada, de Francisco Pradilla Ortiz, que donó al Casino Español de su pueblo natal, e hizo retratos de Alfonso XII, la reina María Cristina y George Washington.

Pintó además paisajes y flores, y colaboró con la revista Cuba y América. En 1915 organizó unos Juegos Florales en el Liceo de Güines, y a iniciativa suya, esta institución creó la Medalla de Oro José Martí, en premio a los ganadores del concurso literario patrocinado por el citado certamen, el cual tuvo un carácter nacional. También impartió clases de pintura en la escuela Redención, de la Sociedad Económica de Amigos del País, por más de treinta años.

Fue su desempeño como pintor retratista el que le dio mayor notoriedad en el ámbito pictórico republicano, en particular, el de los grandes protagonistas de la Guerra de Independencia de Cuba. Se destacan, entre otros, el del Generalísimo Máximo Gómez para el Centro de Veteranos de La Habana, el del Fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, para la Federación Médica, y sobre todo, los que hizo de José Martí.


Díaz Salinero se convirtió en uno de los más prolíficos pintores de Martí en el período comprendido entre las décadas del veinte y el cuarenta del siglo XX. Sus retratos plasmaron la fisonomía del Apóstol en las tres formas más al uso en el género: de busto, de tres cuartos y de cuerpo entero. En todos los casos, y al igual que otros pintores contemporáneos suyos, sus referentes fueron los retratos fotográficos que se hiciera en vida Martí. Este sostenido proceso de apropiación iconográfica, le permitió concebir tantos Martí como hechos y ocupaciones marcaron las diferentes etapas de su vida de escritor y revolucionario.

Díaz Salinero fue el fundador del Museo Casa Natal de José Martí y de Miembro de Honor de la institución desde 1924, su hija Mirta Díaz Betancourt, en el año 1972 donó a la Biblioteca Fermín Valdés Domínguez los once últimos óleos del Apóstol que pintara su padre, los que concibió en el período comprendido entre 1940 y 1943. Miguel Díaz Salinero falleció el 10 de enero de 1944.

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DE-DANZA tres historias, dos ensayos y una curiosidad

Pocos libros consiguen ese maridaje entre instruir y entretener con tan acertado equilibrio como lo logra DE-DANZA tres historias, dos ensayos y una curiosidad del Licenciado en Filología e investigador Francisco Rey Alfonso, unos de los autores referentes más importantes en la investigación de la danza teatral y su historia en Cuba en la actualidad. El presente texto bajo Ediciones Montecallado, podría en principio parecer resultado de la serendipia o de la casualidad, pero en verdad, es una suerte de mágica causalidad y minucioso trabajo documental.

Con una introducción sincera hasta la saciedad se nos abre este libro en busca de todas las verdades posibletres historias,… nada más y nada menos que las andanzas y desventuras en la capital cubana de Loïe Fuller, Isadora Duncan y Tórtola Valencia tres bailarinas aunque muy diferentes entre sí, cada una desde su poética se convirtió en foco de atención dentro del llamado Modern Style.

Continúa: …dos ensayos…, el primero, Poética de la danza en Alejo Carpentier, aborda el rico pensamiento crítico del conocido intelectual hacia el arte de la danza. Y el segundo, Tarde en la siesta: un clásico de la coreografía cubana, es en mi opinión no solo uno de los mejores análisis críticos contemporáneos sobre coreografía, sino un texto de innegable valor educativo para las escuelas de danzas del país.

…y una curiosidad, Colon all’ Isola di Cuba (Colon en la Isla de Cuba), su autor desempolva un libreto de ballet con temática sobre la conquista de las Américas creado en el teatro Alla Scala de Milán en 1832. Podría ser unos de los primeros documentos de su tipo dedicados a Cuba.

Un ejemplar único, necesario, una exótica joya de la historiografía danzaría no solo cubana sino universal. No talemos los arboles, esparzamos los retoños por el valle del conocimiento para que nazca esa Selva oscura… que necesita la danza.

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