Martí
Martí es “ese misterio que nos acompaña”. ¡Cuánta sabiduría encierra esta frase del poeta Lezama Lima! A propósito de cumplirse el aniversario 125 de la caída en combate del Héroe Nacional de Cuba, la revista Alma Mater relaciona esta serie de curiosidades. Datos poco divulgados o conocidos sobre la vida y obra de ese cubano de talla universal, que hace realidad una de sus propias sentencias: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
-Su primer maestro fue Rafael Sixto Casado, joven pedagogo que inició al niño Martí en los caminos del saber y el pensar. Ejerció una fuerte influencia desde los 7 hasta los 12 años.
-En su extensa obra periodística y literaria, usó varios seudónimos, entre ellos: Orestes, Anáhuac, J. M., M. de Z. y Adelaida Ral, este último lo emplea en la novela Amistad funesta, encargada inicialmente a Adelaida Baralt, quien luego le trasladó dicha misión a Martí.
-En La Edad de Oro, José Martí le dedicó el poema “Los zapaticos de rosa” a “A mademoiselle Marie”, la niña María Mantilla.
-En el poema IX, de los Versos sencillos, Martí habla de una “almohadilla de olor” que le regalara María García Granados, “La niña de Guatemala”, obsequio que actualmente atesora la Fragua Martiana.
-Al parecer, la belleza y erotismo de la dama Carolina Otero, más conocida como “La bella Otero”, inspiraron al Apóstol a escribirle los conocidos versos de “La bailarina española”, luego de asistir a una de las presentaciones de la artista, quien estaba de gira por Nueva York en 1890.
-El primer entierro de Martí fue en el cementerio del poblado de Remanganaguas, en una fosa común, debajo del cuerpo de un militar español, en contacto directo con la tierra y prácticamente desnudo, despojado de toda su ropa, excepto del pantalón.
-Documentos hallados en una logia de la ciudad de Cienfuegos confirman la afiliación masónica de José Martí, quien estuvo influenciado por su maestro José María de Mendive. A los 18 años ya militaba en esa afiliación. Los testimonios del doctor Francisco Solano Ramos y su amigo Fermín Valdés Domínguez son pruebas documentales que lo confirman, así precisó el doctor Eduardo Torres Cuevas.
-Martí tenía inclinación por la pintura. En sus libretas de notas realizaba dibujos y bocetos que lo llevaron a matricular en la Academia de Pintura y Dibujo San Alejandro.
-Pintaba, por lo general, pequeños dibujos de vasijas, piezas precolombinas, y otras figuras en los márgenes de las hojas de papel donde escribía. En los bocetos reflejó el modo de verse a sí mismo y lo que no alcanzaba a decir con palabras.