Los líderes juveniles no somos robots

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 «Mi militancia verdadera comenzó al llegar a la Escuela de Instructores de Arte 13 de Marzo, en San Antonio de los Baños. Al poco tiempo fui secretaria de mi comité de base, que pertenecía a la especialidad de Dirección Coral. Después, en el 2005, sin dejar a un lado las tareas como militante, asumí como presidenta provincial de la Brigada José Martí de la entonces provincia La Habana».

«Fue cuando llegó mi primer hijo. A mi regreso de la licencia de maternidad empecé mi vida como cuadro profesional de la UJC», recuerda la Primera Secretaria, quien en los últimos 11 años fue asumiendo progresivamente responsabilidades en la organización, desde el nivel de municipio a la instancia provincial, hasta que en 2019 llegó al Buró Nacional de la vanguardia política juvenil.

—Al hablar de política y de liderazgo político se menciona mucho la palabra sensibilidad. ¿Crees que tu formación como instructora de arte te dota, de alguna manera, para esta responsabilidad?—No podría hablar hoy de mi formación política si no menciono lo que aprendí en mis años de formación y lo que pude aplicar cuando salí a trabajar en una escuela especial, en una secundaria básica, en el municipio… Todo líder tiene que ser esencialmente humano y tiene que desprenderse de muchos estereotipos que durante años nos han acompañado.

«Los líderes juveniles no somos robots. Somos personas comunes que tenemos los mismos problemas de los demás: tenemos familia, nos duelen cosas, nos enamoramos, nos gusta bailar…. Y ahí también esta esa sensibilidad que no podemos perder. Asumir un cargo requiere mucha responsabilidad y entrega ya no solo por uno sino por muchos».

—A veces se cree que quienes dirigen determinadas organizaciones se distancian de los intereses y gustos del común de la gente. ¿Sientes que los cargos políticos te apartaron de los gustos o intereses de tu generación?

—Bueno, esa creencia de la que hablas no funciona mucho para la UJC, aunque tampoco creo que sea así de categórica para los dirigentes en general, sin negar que puedan existir algunos que terminan fracasando. Hago la diferencia en la UJC porque nuestros cuadros están muy cerca de los jóvenes, sin ventajas materiales, comodidades especiales o prebendas.

«En mi caso es similar, me he sentido como uno más de esta generación, con carencias, preocupaciones, falta de cosas materiales que todos consideramos urgentes y llegando a casa cada día para enfrentar las tensiones propias de estos tiempos, pero con la ventaja de comprender mejor dónde están los problemas y que más podemos hacer para resolverlos.

«Siempre he sido una joven común, de las que les gusta sentarse en el parque, en el piso, de las que les gusta salir y compartir con los amigos, encontrarse con quienes no ve hace tiempo y hablar con ellos de cualquier tema, de las que les gusta hacer las cosas propias de su generación. Ahí está la clave para sentirnos útiles».

—Hay muchas preocupaciones con respecto a los jóvenes, sus proyectos de vida y la posibilidad o no de conquistarlos en Cuba. ¿Cuánto de lo que impulsa ahora mismo la UJC favorece la conquista de esos sueños en nuestra tierra?

—La Revolución siempre ha perseguido el objetivo de que los proyectos de vida de los cubanos encuentren aquí su modo de realización; de hecho, son millones los que lo han desarrollado, sobran las muestras de talentos forjados y consagrados aquí adentro, en todos los sectores. Es válido aclarar que pocos países del Tercer Mundo, incluso sin bloqueo ni bajo hostilidad extrema como es nuestro caso, han podido garantizar a sus jóvenes el desarrollo personal y profesional a los niveles logrados por Cuba.

«No podemos olvidar que aquí funciona una paradoja cruel: el bloqueo hace todo lo posible por impedirles a nuestros jóvenes el pleno acceso a las tecnologías, instrumentales, bibliografía especializada, les limita sus horizontes y luego viene la propaganda, la manipulación con fines políticos y les insta a la decepción y a buscar todo eso en otras latitudes, siempre y cuando sus frutos se recojan allá y no aquí.

«Sin embargo, seguimos apostando por un proyecto de vida nacional y la UJC trabaja en esto, tiene el propósito de hacer más cosas con los ministerios, con las instituciones y organismos, para buscar oportunidades y respaldar el talento de cualquier joven que aspira a aportar. Queremos, y ya damos pasos en eso, acercarnos más a los trabajadores por cuenta propia. Estar atentos a las posibilidades para el desarrollo de jóvenes en las Mipymes y ser más activos en las ofertas de empleos, por ejemplo.

«La organización debe liderar los procesos de las nuevas generaciones sin ceder espacios de movilización, de actividad juvenil y debe abrir otros para dar tratamiento a cada inquietud de los jóvenes de manera variada, novedosa y motivadora. Se trata de ganar protagonismo real, para hablar con todos, buscar consensos y transmitir esencias.

La COVID-19 nos puso a prueba a todos, desde lo individual hasta lo colectivo; ha sido una gran batalla por la salud y la vida, donde los jóvenes se han crecido...

Ya hace más de un año que estamos enfrascados en esta dura batalla contra la pandemia y antes estuvimos en las acciones por la contingencia energética o la solución de los desastres que dejó el tornado que azotó la capital. En verdad, la respuesta ante la pandemia ha sido extraordinaria, te puedo decir que ya sobrepasan los 119 000 los estudiantes y jóvenes que se sumaron a labores sociales y productivas.

Los jóvenes han estado indisolublemente ligados al Gobierno y al país en general para resistir durante tantos meses de crisis sanitaria

Los jóvenes son leales a su historia y llevan en la sangre estar donde son más útiles