Del encanto al conocimiento

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Unos pocos aunque trascendentales objetos e implementos pueden observarse apenas se traspasa la verja y se penetra a un recinto en cuyo interior se erigen varias instalaciones, pero donde es tan importante lo que se conserva bajo techo como aquello que está al aire libre. Todo es minimalista y exacto, reproduciendo la misma austeridad que observó Fidel.

Pero, más que objetos imprescindibles para recorrer esa existencia a zancadas grandes, como las que él daba al andar, florece y se respira en el Centro dedicado al Comandante en Jefe lo más importante que él enarboló y que nos deja, aunque no se ve: sus ideas, esas que defendió como el eslabón principal en la formación de un ser humano y, muy puntualmente, para sentir y hacer la Revolución.

Por eso, sobre todo, este lugar se le parece.

Las fotos, en eficientes galerías digitales rotativas, que alternan el espacio solo con tocar las pantallas táctiles, nos devuelven la infancia en Birán, la estancia en la escuela de Santiago, los tiempos de la Universidad y su intensa vida como revolucionario, líder del pueblo cubano y estadista de talla mundial, razón por la cual está narrada allí, la Historia.

Abunda la información interactiva que es capaz de brindar detalles de muchos de sus múltiples recorridos y visitas por todo el país y que se seguirá nutriendo; y hay animaciones que permiten apreciar la historia mejor que en las narraciones y «ver», por ejemplo, cómo fueron los acontecimientos durante el asalto al cuartel Moncada, detonante que marcó el inicio de la última etapa de la lucha insurreccional revolucionaria cubana.

El uso de la tecnología, que él se preocupó en desarrollar y quiso que formara parte de la vida de todos los cubanos junto a la ciencia, está presente desde que una pone pie en los jardines; pero no con alardes magnificentes: lo hace sin desdecir la sencillez de un sitio que, a pesar de resultar tan abarcador, consigue el acercamiento a su figura y el homenaje desde la alegoría sobria y la naturalidad.

¿Sabe usted que es posible leer y estudiar en los bancos de los jardines, porque están dotados de puertos USB para que los visitantes puedan cargar sus teléfonos y acceder desde ellos a la red wifi del Centro y así descargar los documentos digitales de la biblioteca Sierra Maestra relacionados con la vida, obra y pensamiento de Fidel? Lo exquisito, sin embargo, es que ello se podrá hacer rodeado de una vegetación ya frondosa.

Hablo del Bosque Cubano, poblado por muchas del total de 161 especies plantadas en las áreas verdes y traídas de todo el país, en medio de las cuales se divisa el salto de agua que reproduce un imaginario respiro en el conjunto montañoso más simbólico de Cuba, aquí evocado, y que se «edificó» usando chinas pelonas, así como rocas grandes trasladadas hasta el corazón del Vedado desde los ríos La Plata y Carpintero, en la Sierra Maestra real, lo que colma su sentido de autenticidad.

Un poco más allá, en el inmueble que mucho antes de 1959 fuera residencia —entre otros propietarios— de Enrique Conill Rafecas, participante en la Guerra del 95, se han alistado nueve salas que componen lo que pudiéramos llamar «la parte» estrictamente museística del Centro, aunque algunas, como hemos dicho, no exhiban objetos precisamente, sino ideas que no solo emanan de la bien nutrida biblioteca —con servicios a la usanza tradicional y digital—, y llegan también mediante los discursos de Fidel.

Componen el conjunto de instalaciones, además, el Bosque Amigos de Cuba, la imprenta mínima pero potente que contribuirá a seguir estampando en papel sus mensajes y su personalidad bajo el sello Ediciones Alejandro, y donde se reproducirán, además, símbolos, imágenes y breves esculturas de otras figuras de la épica revolucionaria.

Caminando un poco más hacia el fondo se ve el anfiteatro, pensado sobre todo para los pequeños, un sitio que desde ya ha sido asumido como sede alternativa por La Colmenita, pues sus niños han quedado arrobados por el atractivo y, en general, por las bondades de este simbólico complejo… Es lógico: desde aquí se accede con precisión y encanto al estudio y, por ende, al conocimiento.

Se suman una sala multipropósito, un área interactiva y otra de proyectos agroecológicos, donde se cultivan las plantas a las que tanta atención brindara Fidel en los últimos años; una sala transitoria y una librería.

Pensando particularmente en los niños, adolescentes y jóvenes, ha sido concebido el Centro Fidel Castro Ruz, sin olvidar al resto de los potenciales visitantes, y mucho menos las necesidades precisas de quienes requieren alguna condición especial por padecer problemas motores o de la vista: hay lugar para leer en Braille, y un ascensor traslada hasta la biblioteca a quienes no pueden andar por sus pies.

Entre otros propósitos, anima su existencia el deseo de promover y extender el conocimiento del pensamiento, la obra, la vida y el ejemplo del Comandante en Jefe mediante conferencias, talleres, encuentros o concursos, y mantener esos valores vivos en el pueblo, así como localizar la información relacionada con él, existente tanto en Cuba como en el exterior, y estimular su donación al Centro.

Muchos han colaborado para engrosar los fondos que se atesoran en la institución, subordinada a la Dirección de Preservación del Patrimonio Documental–Palacio de la Revolución. Fueron convocados ministerios, algunos institutos, medios de comunicación y otras entidades.

El resultado fue una documentación copiosa que incluye impresos, fotos y grabaciones de audio y video, entre otros materiales en distintos soportes. Por medio de su página web, el Centro ofrece servicios de visitas virtuales integrales e informativas, a los que es posible acceder desde cualquier lugar del mundo. Pero nada sustituye el placer de estar allí.