Girón, perpetuo escarmiento a los enemigos.

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Por el contrario, el pueblo, identificado ya con el concepto de soberanía nacional y del socialismo, vistió con orgullo la camisa azul de mezclilla, la boina de verde olivo y se dispuso a combatir, decidido a resistir y vencer la agresión norteamericana.

Al interpretar el significado de aquellos cruciales días para el país, el propio Fernández comentó que se vivían momentos cumbres de patriotismo y fervor revolucionario, y que el apoyo al líder Fidel Castro «mostraba una espiga como nunca antes la había logrado ningún gobernante en el hemisferio».

Y eso último fue la causa fundamental de la derrota mercenaria, subrayó el destacado revolucionario y protagonista de la gesta.

Cuando le faltan ánimos para continuar la marcha, Nemesia Rodríguez Montano, una cenaguera que no logra olvidar la aborrecible invasión, piensa en aquel hombre que audaz y temerario llegó a Girón para encabezar, personalmente, la épica gesta, independientemente del peligro real que ello implicaba.

Esa concepción de Fidel, que no era nueva, sino de la Sierra, como resaltan los historiadores, contribuyó mucho a la alta moral de las milicias y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Fidel había desatado la fuerza del pueblo. Solo así se explica cómo se logró vencer un proyecto tan descomunal y agresivo, que privó de la vida a valerosos cubanos y dejó su huella de sangre en los zapaticos blancos de Nemesia.

Tomado de Granma